Opinión
Universidad y universalidad
Por Luis Cayo Pérez Bueno, presidente del CERMI
20/02/2013
Es ya un lugar común afirmar que la educación –el acceso sin restricciones a la misma– es un factor determinante para el éxito del proceso de inclusión social, autonomía individual y vida independiente en la comunidad de pertenencia de las personas con discapacidad. Dentro de la enseñanza, genéricamente considerada en todas sus fases, la universitaria es acaso la más decisiva para establecer si el proceso de inclusión educativa, ha alcanzado o no la plenitud a la que se aspiraba.
De ahí, la importancia que desde el movimiento social de la discapacidad se ha concedido en los últimos tiempos al acceso del alumnado con discapacidad –acceso sin exclusiones y acceso con los debidos apoyos– a los estudios superiores, esfera en la que la subrepresentación era y es aún, bien que con matices halagüeños, que apuntan tendencia positiva, la nota predominante.
Este interés sostenido del sector social de la discapacidad, con el acompañamiento eficaz de otras muchas instancias, se ha traducido en una labor de incidencia que ha ido alterando, para bien, las condiciones de todas clases de acceso, permanencia y progresión del estudiantado con discapacidad en el sistema universitario español. Este cambio favorable hacia la discapacidad en la red universitaria se percibe con nitidez, por ejemplo, en el marco normativo, en la toma de conciencia o en la existencia y generalización de dispositivos de apoyo a la inclusión, por citar solo algunos de los ámbitos más significativos de progresiva presencia y asunción de esta realidad por parte de la universidad española.
Pero saludando en todo caso esta tendencia, no bastaba con limitarse pasivamente a asistir a sus efectos, confiando en que el proceso llegue por sí mismo a lograr sus propósitos. Era preciso documentar ese cambio, acotar, medir y tabular, hasta donde fuera posible, el grado de inclusión respecto del alumnado con discapacidad alcanzado por las universidades españolas. Conocer la realidad hasta donde se dejase, para después operar más eficazmente sobre ella. Esta y no otra es la finalidad del Observatorio que la Fundación Universia y el CERMI hemos presentado a la extensa comunidad (administraciones educativas, centros superiores de enseñanza, movimiento asociativo de la discapacidad, operadores privados relevantes, estudiantado, etc.) que tiene la discapacidad en posiciones destacadas en su agenda política universitaria. Tanto Fundación Universia como CERMI hemos pretendido cartografiar la huella de la discapacidad en el sistema universitario español para, a partir de este mapamundi, proporcionar conocimiento que permita mejorar las políticas y estrategias universitarias de inclusión educativa a todos los agentes con interés en la materia. Como la presencia de la discapacidad en la universidad es todavía una cierta incógnita, los resultados de esta exploración serán necesariamente mejorados en el futuro, pero el valor de este proyecto es que, de modo precursor, ofrece un plano y guía valiosos y útiles, de los que ahora casi carecíamos completamente, al menos, con la amplitud, generalidad y ambición de este.
Fundación Universia y CERMI, en una suerte de alianza de operadores significados de la sociedad civil, nos hemos conjurado paraproveer a la comunidad universitaria en su sentido más extenso –y este Observatorioes prueba de ello– de productos de conocimiento y acción, de herramientas en suma que empleadas y usadas ayuden a obrar el cambio que aún requiere nuestra universidad para hacerse digna de su propio nombre: abrirse y acoger a la universalidad de personas, entre ellas, las que presentan una discapacidad.